También el querer probar que un individuo era mejor cuchillero que otro, podía hacer que dos hombres se midieran en un duelo.
La intención no era matar al contrario, sino marcarlo para siempre con una cicatriz que señalara su derrota. A veces, el fragor de la lucha, o el encono, o el exceso de bebida, hacia que uno de los contrincantes encontrara la muerte. Se decía que había ocurrido una "desgracia" y el matador era visto con conmiseración, y hasta ayudado a huir de la escena del duelo y de la persecución policial. Solamente la repetición de las muertes convertía al gaucho en un "matrero" mal visto por la sociedad.
Otras prácticas eran el "despenar" o también llamado "hacer la obra santa", un anticipo de la eutanasia, dirigido a quitar el sufrimiento de un amigo o familiar muy enfermo o gravemente herido. Todos estos actos de barbarie, deben ser vistos a los ojos de la moral y circunstancia histórico, social y cultural del personaje.
Como dijera alguna vez un viajero extranjero sorprendido por el uso del cuchillo por parte de los criollos: "el gaucho se vale de su cuchillo tanto para abrir una res como para terminar una discusión"
Sin embargo, y pese a la impresión de que el gaucho pasaba su vida combatiendo y peleando, en realidad el mismo utilizo su cuchillo para mil y una tareas en su vida diaria.
Desde picar tabaco, cortar leña para el fuego, preparar estacas, cortar fachinal para techar su rancho, ayudarse en la preparación de ladrillos, cortar delicados tientos para sus trenzados, matar ganado, despostarlo, cuerearlo, etc. etc.. Su cuchillo era una extensión de su mano. Tal como lo dice Sarmiento en su Facundo:
"El gaucho anda armado del cuchillo que ha heredado de los españoles… El cuchillo, a más de un arma, es un instrumento que le sirve para todas sus ocupaciones: no puede vivir sin él; es como la trompa del elefante, su brazo, su mano, su dedo, su todo…."
quinta-feira, 10 de julho de 2008
Duelos criollos: el uso del cuchillo en la pelea.
Junto con su caballo, el cuchillo (y particularmente el facón o la daga) fue elemento distintivo del gaucho, a punto tal que no se concibe su imagen sin ellos. El gaucho fue famoso por su destreza en el manejo del cuchillo, y su empleo en los tristemente célebres duelos, motivados por cualquier motivo: una contradicción, unas palabras inadecuadas, un asunto de polleras, o los ánimos exacerbados por la bebida, podían iniciarlo.
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