Reglamento de estancias
Debe haber el más delicado y puntual esmero en que el que trabaje en un caballo no lo maltrate, y que lo mude antes de que se ponga pesado. No hay cosa más mala que rematar o cansar un caballo. De ello resultan las muertes y consiguiente menoscabo. El caballo cansado, si no muere queda ya lisiado, y a poco trabajo que haga, se enferma y se cansa, Esto mismo debe tenerse presente cuando se mande algún chasque, para hacerle mil encargos con el fin de que camine de modo que no se canse el caballo al trote y al galope, más trote que galope.
El Caballo por Juan Manuel de Rosas
quarta-feira, 20 de agosto de 2008
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