A mi perro cimarrón
No lo traje desde el monte ni tampoco estaba abichado me lo dieron en "La Palma" por rudo y desordenado. No lo usaban para el ganado porque en su afán de destaque las colas de los novillos arrancaba del primer saque. Más peludo que los otros de lejos igual que un león pero de corazón tierno era mi perro Cimarrón. En el agua era una fiera en el monte era un ciclón pero de corazón noble era mi perro Cimarrón. Al cielo lanzo este grito como reclamando a Dios ¿por qué le tocó esa muerte a mi perro Cimarrón? En mi casa falta algo del día en que se marchó ladrido de centinela siempre cuidando el portón. En la pelea era un tigre con rugido de león reyerta contra tres dogos sale airoso el Cimarrón. | | A uno quiebra una mano a otro, el hocico le comió al tercero de un comillazo puso en fuga al agresor. Cierro la vista y lo veo con cara de bonachón cuidando de sus cachorros cuan si fueran de algodón. Podrán pasar muchos años en mi memoria quedó grabado en letras de fuego el día en que se marchó. A las praderas del cielo a seguir cazando en paz "El Bocacha", el león el humilde gladiador. El fiel amigo del hombre el cerrojo del portón el tigre, con rugido de león. Estoy seguro y no yerro y en este afán no me callo que si hay cielo para el caballo también habrá para mi perro. El día que yo me muera sólo le pido al gran Dios que en el cielo o el infierno siempre impetuoso y tierno encuentre a mi Cimarrón. |
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Angel Diana Vila
Florida, 1998.
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